CALENTANDO EL AMBIENTE
Me encanta jugar con velas, ya no sólamente a lo más habitual dentro del BDSM que es derramar cera caliente sobre el cuerpo de tu sumiso.
Adornar a mi sumiso con ellas en la penumbra... Me gusta usar las llamadas calientaplatos, les quito la cubierta de metálica que traen, y me cuido que sean del grosor que más se adapte al tiempo que quiera tener a mi sumiso en ascuas.
Según el grosor sea mayor o menor, así se va a alargar o acortar el tiempo que el sumiso comienze a notar como la pieza metáliza de la base que sujeta la mecha se va calentado.
En las velas de este tipo, las más finas que he encontrado son de unos 2cm de grosor, al cabo de unos 5 o 6m es cuando el efecto del calentamiento de esta pieza de la base se comienza a dejar notar.
Si cuando hemos colocado las velas en las palmas de las manos abiertas del sumiso, este tenía los ojos cerrados, y si hemos sido astutas y no hemos usado mechero, sino que hemos encendido la vela con otra, y la hemos posado con cuidado, será al cabo de estos 5/ 6m (justo cuando el sumiso puede comenzar a pensar que si moviese ligeramente un dedo o dos de la mano no sucederá nada, y le alivará el hormigueo que puede estar comenzando a notar en las yemas de los dedos) cuando quien las sostiene se de cuenta de que no solamente tiene los brazos extendidos a la altura del hombro con las palmas abiertas hacia arriba, sino de que es un candelabro. Y que si el candelabro se mueve... ¡¡¡¡¡¡Auchhggg, pupaaaaa!!!
Al cabo de los 10m, la sensación de que la base se está calentando, ya pasa a ser un hecho que no puede ser ignorado, y la sensación de calor y quemazón de ahí en adelante, va a ir en aumento. El tiempo máximo que las dejamos dependerá siempre de la tolerancia del sumiso al dolor, es decir, a gusto del consumidor. Si el sumiso no se mueve, tenemos unos buenos 30m antes de que la cera esté por derramarse, para jugar a nuestro placer.
Media hora con el aliciente de que el sumiso se mantiene en tensión rumiando cuanto tiempo va a tardar la cera en calentarse y comenzar a derramarse. ¿ De que grosor será la vela? ¿De las finas, de las gordas? ¿ cuanto peso noté cuando mi Ama me la colocó? ¿ Será de base plana o de base ovalada de las velas flotantes?
Lo que si puedo asegurar, es que no hay sumiso más quieto, que uno en esta situación y que tema al dolor de ser quemado. ¿ Quién necesita grandes ataduras teniendo a mano estas chiquitas velas?
Como anécdota señalar que la mente humana y la sugestión a veces engañan, en cierto momento tan sólo encendí la vela de una de las manos dejando la de la otra mano apagada. Cuando terminamos la sesión, el sumiso juraba que sentia la quemazón del calor de la vela en ambas palmas. A veces incluso esa sensación de quemazón llega a ser más fuerte en la palma donde no se ha encendido vela alguna.
EDITANDO Y ACTUALIZANDO:
Currently have 0 comentarios: