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El título de la entrada resume en una sola frase la última semana.

La semana comenzó aderezada además con el pesar por el mal momento personal de una persona que dentro del BDSM, para mí significa mucho, ya que su fortaleza por vivir bedesemeneando, a pesar de sus límitaciones, me animó a mí a no tirar la toalla en cierto momento no muy lejano.


Sumada a las sorpresa no precisamente agradable recibida de parte de un sumi al que estimaba tanto, que creo que ni él mismo era consciente de lo alto que puntuaba en mí lista.

Y las mentiras flagantes de otro...

Más la pesadez de la lucha que significa padecer de una severa alergia primaveral.... Me desmoralizaron e hicieron llegar a plantearme de forma seria mi continuidad bedesemenera online.

Hablemos de las mentiras:
 Toda mentira nace con las patas muy cortas y con fecha de caducidad.

A veces la mentira cojea tanto... que ya no es que ofenda y/o duela la mentira en sí misma tanto como el hecho de que quien la dice te crea tan tonta e ingenua como para que te la trages.

Las que no caen por su propio peso en el momento de nacer, lo hacen más adelante a corto, medio plazo de manera en muchas ocasiones inconsciente por un desliz. Nadie pasa de ser mecanico a médico en seis meses por poner un ejemplo.

Otro tipo de mentira es la que se hace por omisión, sabiendo que lo que se omite afecta de una manera u otra a la forma de ver y/o evaluar una relación. Escudandose más tarde en; " nunca preguntaste eso." Puede que no, pero si yo he dejado claro, por poner un ejemplo que con la zoofilía no comulgo, y tú sabiendolo omites que te encanta practicarla, estás mintiendo por omisión.

La mentira suele ser un dato u hecho que no forma parte de la realidad cotidiana que la persona que ha mentido viva dia a dia. Exceptuando los casos graves de quien llega a creerse su propia mentira, pero en este caso ya nos enfrentamos ante un individuo con una enfermedad mental con nombre propio -mitomanía- y necesidad de ser tratada por el especialista en neurología o spiquiatría de turno. Los enfermos, al menos a mí personalmente, nunca me ofenden, tan solo me dan lástima.

Hay profesionales que dependen de la mentira (y no me refiero a los abogados...) para no perder la vida.
Más de un profesional que trabajando encubierto  y dependiendo de que su perfil ficticio no fuera descubierto, ha cometido un desliz que en algunos casos ha costado la propia vida.

Imaginaros entonces con cuanta más facilidad se le cuela un desliz, a quien miente sin que sea por salvaguardar su vida.

Admito que soy curiosa, y pregunto y pregunto, pero siempre digo que no hay obligación de  contestar si la contestación va a faltar a la verdad. Si no ha y confianza para contestar con la verdad, valoro mucho más que se me diga "prefiero no contestar a eso" o "tal vez más adelante tenga más confianza para contestar"

La confianza es algo que se gana de a poquito, día a día, y se pierde de manera irreparable ante la más pequeña de las mentiras en un par de minutos.

Y para terminar, no puedo dejar de agradecer a todos los que en esta semana, sabiendo me habeís animado de una manera u otra. Ha habido grata sorpresa, todo hay que decir, ya que como reza el dicho: "en los malos momentos, se sabe quienes son realmente tus amigos". Simplemente: GRACIAS