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El BDSM es, básica y fundamentalmnte un intercambio de poder, tanto a nivel físico como mental. Los dos van de la mano.

Uno de los handicaps más habituales es que el sumiso intente dominar la escena, manipulando a su Ama para que las cosas resulten como el quiere.

Hay veces (pocas) en que el intento de manipulación es inconsciente y se debe a puro (que nunca simple) miedo. Cuando es de manera inconsciente, no me lo tomo a mal, se trata de bajar el ritmo, calmar al sumiso, recordarle frente a quien está y ayudarle a que se entrege. En estos casos cuando finalmente el sumiso he sometido al sumiso, lo valoro y lo respeto mucho más por la confianza que me ha demostrado y por la valentia que ha demostrado al luchar consigo mismo antes de dejarse vencer.

También suele ocurrir y mucho más amenudo  de manera consciente y premeditada, con sumisos inexpertos o seudo sumisos ávidos de una dominación a la carta para conseguir de manera egoista que el Ama le de lo que ellos quieren.

En este segundo caso, si me lo tomo a mal... Me ha oido, pero no me ha escuchado, me ha ignorado y tomado por tonta...y eso suele hacer que me enfade. El como resuelvo el problema depende del sumiso y la situación, pero lo que tengo claro es que tan sólo claudico y doy lo que en realidad no quiero, una vez al año, a hacienda y a nadie más.

Hay veces que la intentona de manipulación ha sido tan patética que he llegado a escuchar en boca de un sumiso:

—Pero…, me resultaría más fácil someterme si antes me diera lo que necesito.

Si claro, y el 15 de Febrero es Navidad... No te jode...